Iniciarse en cualquier camino es un riesgo. El riesgo que merece la pena pues es superado por las ganas de probar, de lanzarse, de descubrir. Una dosis de entusiasmo provocada por lo nuevo, porque es un comienzo, una ilusión, la felicidad de eso que llaman “todo por llegar”, “todo por descubrir”....pues aquí estamos en ese espacio, que no es ciber, y nos depara tantos escondites como palabras quieran brotar.
Me gusta, me gusta hacer cosas nuevas, me mueve la curiosidad y a veces es tanta que me provoca una inquietud desbordante, un misterio que sólo mi piel puede describir y que las palabras son insuficientes para ello. A veces, tantas ganas de conocer, de estar aquí y allá pueden provocar una ansiedad indescriptible que desencadena la duda. Y la duda no puede quedarse tumbada viendo la tele, la duda busca su lugar, su respuesta y quizá su pregunta, su protagonismo y su ausencia.
Pues dudemos juntos, dejémonos asaltar por miles de interrogantes que nos permitan sentir que estamos vivos y que además no estamos solos. Porque hay otros muchos que se preguntan a solas y en compañía por lo mismo que tú y que yo.
Me gusta, me gusta (incluso más) saber que en esa soledad y compañía que provoca el saber, me encuentro con amigas de viaje. Compartir sentimientos y pensamientos con quienes te entienden desde el respeto y sin juzgar es un placer que saboreo desde hace un tiempo. Me lo quedo, que no pare, que duerma cuando tenga que dormir para despertarse con más fuerza...pero del tren ya no me bajo.
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